Historias de fe en las pantallas

La mesa redonda titulada «Historias de fe en las pantallas» contó con la participación de Andrés Garrigó (fundador de Goya Producciones), Paloma García (religiosa y promotora del film «Petra de San José«), Josemaría Muñoz (productor ejecutivo de Goya Producciones), y Laura Moreno (Institución Teresiana, promotora de la película «Poveda«). Fue moderada por Rosa María Ordaz, periodista en Mundo Católico TV.
Rosa María Ordaz abrió destacando el cine como herramienta evangelizadora poderosa por tocar profundamente el corazón, y puso el ejemplo de las películas de vida de los santos: “Los santos nos dan una cátedra con su vida y nos muestran con su testimonio que, cuando unimos todo lo adverso, lo doliente, lo desgarrador de nuestra vida a la cruz, ahí encontramos sentido, belleza, fecundidad, esplendor, inteligencia, sabiduría y gloria”. El cine puede transmitir esto de un modo poderoso.
Andrés Garrigó compartió sobre el nacimiento accidental de Goya Producciones, hace 25 años, destacando cómo el cine religioso moderno impacta similarmente a los libros de santos del pasado: “Hoy la multitud no lee ya tantos libros, desgraciadamente, pero ve películas. Y si una película, igual que un libro de santos, puede tener el efecto de abrir el camino o despertar una vocación, entonces verdaderamente tenemos ya una dimensión extraordinaria de la propagación de la fe”.
Enfatizó la importancia de hacer producciones católicas que compitan con las grandes películas comerciales, llegando al gran público, y resaltó que la vida de santos poco conocidos ha podido proyectarse a nivel mundial con éxito inesperado, citando ejemplos como «Guadalupe» y «Corazón ardiente».
Sobre la posibilidad de llevar las historias de fe a las pantallas, señaló: “Es un regalo para la Iglesia tener la posibilidad de sacar del olvido —que es a veces una segunda muerte— a estos santos que son verdaderas luminarias. Son los astros que iluminan a la Iglesia en la oscuridad y modelos de ejemplaridad.»
La Madre Paloma García relató la experiencia de producir «Petra de San José», destacando la importancia del cine para congregaciones religiosas como una inversión espiritual más allá del retorno económico: “De una película como Petra de San José recoges muchos frutos pastorales. Nosotros ahora mismo tenemos un filón grandísimo para trabajar con los laicos y para mostrar a nuestros acogidos.”
Comentó los desafíos enfrentados por el rodaje durante la pandemia, así como los frutos pastorales posteriores, especialmente entre jóvenes, quienes han mostrado gran interés por películas religiosas de calidad: “Los jóvenes no tienen filtro, te lo dicen tal como lo sienten. Y cuando ven una película religiosa hecha con calidad, te dicen: ‘Oye, que me ha gustado. Yo pensaba que esto iba a ser un rollo, pero me ha gustado’.”
Y refiriéndose a la cartelera de los días del lanzamiento, dijo: “Cuando ves tu película religiosa compitiendo en cartelera con películas como Spiderman o Dune, te dan ganas de decir: ‘Ojalá haya muchas más películas religiosas así’.”
Laura Moreno habló sobre «Poveda», film que retrata la vida de San Pedro Poveda, destacando la dimensión social y educativa del santo, enmarcada en la España de principios del siglo XX. Subrayó que esta producción permitió un acercamiento único a la historia del fundador del Instituto Teresiano y su carisma educativo, y se convirtió en una excelente herramienta educativa y evangelizadora.
Comentó el impacto que la película ha tenido en varios países y la importancia de contar historias que conecten emocionalmente con el público, porque «el cine no es solamente una herramienta de comunicación; es una herramienta fuerte de sensibilidad que toca el corazón, porque parte del corazón de las historias”. Un aspecto clave -explicó- es el guión: “Cuando sentimos que había que hacer Poveda, preguntamos: ¿es posible contarlo en cine? Finalmente hicimos 35 versiones del guión. Fue una aventura estupenda”.
Añadió que “una película de esta naturaleza deja huella: en las instituciones que las promovemos, en las personas que las ven y también en quienes las realizan. Todos generamos una red de vínculos profundos”. Por eso, “nos toca a todos promover estas historias. Si no las promovemos, nunca habrá mejor calidad”.
Josemaría Muñoz abordó aspectos prácticos y técnicos de producción y distribución: “El proceso creativo tiene tres fases: guión, rodaje y postproducción. Y en cada una de estas fases, la película se hace de nuevo. A veces tienes que reescribir todo, buscando siempre alternativas para que la película sea dinámica y atractiva.”
Este proceso creativo implica trabajar en estrecha colaboración con los promotores, y cuidar siempre al máximo la calidad artística, la selección de actores, y la edición final: “Para nosotros es fundamental la relación con las instituciones desde el inicio -explicó-, entender qué buscan exactamente, para luego pasar al proceso creativo, siempre pensando en el público que va a ir al cine.»
Además, “la profesión de los actores es difícil en el mundo del cine religioso, porque no todos son creyentes. Hay que explicarles lo que supone realmente el personaje, para que sepan transmitir bien esa idea en la pantalla”.
Subrayó el desafío económico que implica producir estas películas y mencionó la plataforma digital «Famiplay» como un ejemplo de solución ante las dificultades de distribución en plataformas comerciales como Netflix y Amazon Prime.
En las preguntas del público, surgieron inquietudes sobre costos, distribución y acceso a grandes plataformas. Los participantes explicaron que, aunque las inversiones son considerables (generalmente superiores a 400.000 euros), existe un claro componente providencial y de inversión espiritual que supera la lógica puramente económica. También se discutió la dificultad para entrar en plataformas masivas por razones ideológicas y de escala comercial, destacando la importancia del público católico para apoyar estas iniciativas desde su estreno.
Finalmente, Rosa María Ordaz concluyó resaltando la importancia de confiar en la Providencia para realizar proyectos evangelizadores, reiterando parte del éxito radica en la fe y en la perseverancia. Y añadió: “Estoy convencida de que una película, cuando vamos como espectadores, se transforma en un escenario contemplativo, porque nos hace trascender, a través de lo fascinante de sus contenidos, los escenarios desesperanzadores, para adentrarnos en los escenarios del ‘sí se puede’, porque no somos nosotros, es el protagonista quien nos entusiasma y nos empuja a arrancar destellos de luz y esperanza”.